Escuchábamos esta frase de los labios del misionero toledano Christopher Hartley el pasado 8 de abril, cuando participaba en la presentación del libro «En el púlpito de la miseria» de Joana Socias. En ese libro, la periodista recorría la lucha del padre Christopher por los pobres de la República Dominicana.
El testimonio de aquellos días también se puede encontrar en el libro «Esclavos en el paraíso» en el que Jesús García recoge las cartas desde la misión, a través de las cuales el padre Christopher iba dando cuenta de lo que se encontraba en los bateyes dominicanos.
Christopher Hartley denunció la explotación de las compañías azucareras sobre sus trabajadores, que vivían en un régimen de esclavitud. Su denuncia llegó a las autoridades locales y estadounidenses (EEUU es el principal comprador de azúcar), lo que le convirtió en objetivo de repetidas amenazas de muerte. Finalmente tuvo que abandonar el país.
Recientemente, hemos conocido que el gobierno de EEUU ha atendido sus denuncias, ya que la legislación americana prohibe la importación de productos elaborados en régimen de esclavitud. Lo cual es un signo de esperanza para todos los que sufren esa situación en los campos de azúcar.
Cuando en aquella presentación del mes de abril le preguntaban al padre Christopher qué es lo que podemos hacer nosotros, él, además de pedir ayuda económica a la Fundación Misión de la Misericordia, y rezar por todos los que sufren la injusticia y la persecución por luchar contra ella, nos recordó este consejo: «No os olvidéis nunca de los que no tienen nada».
Gravemos esa frase en nuestras preocupaciones diarias y muchas de ellas desaparecerán.
Para colaborar:
Titular: Fundación Misión de la Misericordia
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Iban: ES0801280014730100029293
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